El contrato by Catherine Bybee

El contrato by Catherine Bybee

autor:Catherine Bybee
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 2011-08-09T22:00:00+00:00


El peso del cuerpo de Blake presionaba el suyo contra el sofá y la respiración de él parecía tan entrecortada como la suya. Estiró una pierna y acarició con ella la de su marido. No podía dejar de sonreír. Incluso cuando los temblores del placer se convirtieron en pequeños espasmos, siguió sujetándolo con fuerza entre sus brazos.

¿Cómo podía negarse a aquello? Y pensar que tendría acceso al maravilloso cuerpo de Blake y a sus habilidades amatorias durante todo un año. Se detuvo un instante al pensar en el fin de la relación, pero rápidamente apartó las imágenes de su mente y se concentró en el olor y el tacto del hombre que seguía enterrado en lo más profundo de su cuerpo.

—Ha sido...

—Increíble —dijo él, terminando la frase por ella.

¿Era por él? Blake había tenido muchas más amantes que ella, eso seguro. Podía contar los hombres con los que había estado con una mano y le sobraban tres dedos. Blake, en cambio, seguro que tenía una hoja Excel para comparar resultados. A Samantha le hubiese gustado preguntarle la cifra exacta, pero las inseguridades que llevaba arrastrando toda su vida se lo impedían.

—¿A qué viene esa cara? —preguntó Blake, mirándola a los ojos.

—¿Qué cara?

—Esa de duda, la misma que pones cada vez que dices que eres muy bajita o alguna tontería por el estilo.

La suya era una relación basada en la confianza, pero ¿hasta dónde podía preguntar sin quedar como una tonta sentimental y necesitada?

—¿En serio? ¿También crees que ha sido increíble?

—Samantha —dijo él en un suspiro. Acercó una mano a la cara de su esposa y le acarició la barbilla con el reverso del dedo. Su cadera seguía firmemente apoyada sobre la de ella—. ¿No te das cuenta de lo bien que se acopla tu cuerpo al mío?

Sus pechos seguían aplastados contra el torso de él, las piernas alrededor de la cadera. Sus labios estaban tan cerca que todavía podía saborearlos.

—Sí.

—Eres perfecta. Más apasionada de lo que jamás hubiera imaginado. Y aunque ahora mismo estoy más que satisfecho, la noche es larga y no creo que haya acabado contigo. Esto —continuó, besándola suavemente mientras hablaba— es el comienzo de algo maravilloso.

No se le podía negar la habilidad para arrancarle una sonrisa a una mujer incluso después de llevarla al orgasmo.

Blake se escurrió entre sus brazos el tiempo suficiente para levantarse del sofá. Una vez en pie, la tomó en brazos y se dirigió hacia el dormitorio.

Samantha miró hacia el suelo horrorizada.

—Blake, la ropa.

Él se rió e, ignorando sus palabras, la llevó al piso de arriba, hasta el dormitorio, donde hizo efectivas sus amenazas.



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